Frecuencia Vibratoria De Las Emociones

En este post hablaremos de la frecuencia vibratoria de las emociones, de la influencia que estas tienen en nuestra vida cotidiana, y no menos importante, como conseguir que esta se mantenga siempre elevada.

Comencemos por dejar claro que a través de los años, ciertos estudios han demostrado que la frecuencia vibratoria del ser humano está estrechamente relacionada a las emociones que este experimenta.

También se han estudiado el miedo y el amor como emociones básicas, derivando de ellas el resto de las emociones, sea de forma directa o indirecta.

Indiferentemente del tipo, las emociones serán siempre las señales que enviamos al Universo para crear nuestra realidad, es decir, el mundo físico que experimentamos a diario.

En este sentido, la energía y vibraciones del Amor y las emociones que este deriva son las más grandes de todas, a tal punto de afectar de manera positiva a nuestro sistema inmune.

Es por ello, que si la mayor parte del tiempo nos sentimos en la vibración del Amor y sus emociones derivadas, no solo gozaremos de una mejor salud y estado anímico, sino que estaremos atrayendo a nuestra realidad; cosas, personas, circunstancias de alta vibración, todas y cada una de ellas, satisfactorias.

En cambio, cuando vibramos en energías contrarias al Amor, como ya lo he mencionado; todas aquellas emociones derivadas del miedo, la frecuencia vibratoria y las ondas son mucho más lentas, débiles e inconstantes, lo que también afecta, de cierto modo, la calidad de nuestro ADN.

Si bien, hay un montón de emociones que pueden causar una interrupción en el campo electromagnético en el corazón, pero las que se han documentado con mayor precisión son indudablemente la ira y la hostilidad.

Así que, cuando experimentamos estas emociones negativas por un periodo de tiempo considerable, es muy probable que nuestro sistema inmunológico se inhiba, lo que tiende a conducir a otros problemas, en su mayoría físicos, como por ejemplo; dolencias, infecciones y envejecimiento acelerado.

Un ejemplo claro puede ser la capacidad que tienen los perros de cómo saber si una persona vibra bajo, pues estos al detectar hostilidad en una persona, actuaran inmediatamente con ferocidad.

Por tanto, para lograr elevar la frecuencia vibratoria de nuestro ser lo ideal es prender como canalizar las emociones, comenzando por liberar aquellas que tengamos reprimidas en el cuerpo (aquellas que no nos hemos permitido expresar), tal como si se tratase de un hábito diario.

Cuando te haces consciente de la importancia que tiene la frecuencia vibratoria de las emociones que experimentas, conseguirás aprender a  vibrar en las energías de más alta vibración, como lo es la energía del amor y la de la gratitud.

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